Juan Carlos Rodríguez nace en Mar del Plata el 1º de Abril de 1953.

A los 14 años descubre que, muy cerca de su casa de la calle Pampa e/ Gascón y Alberti, un reconocido bioquímico y karate-ka entrenaba con algunos pocos alumnos bajo la escasa sombra de una pérgola del jardín de la vivienda de la esquina de Gascón y Mitre.

Allí vivía Francisco Roberto Benítez, maestro de Shito Ryu, quien fuera alumno de Minoru Kobaya Shi entre 1955 y 1958 y de Don Sears entre 1964 y 1970. En ese año, 1970, Don Francisco, se contacta con Matsutatsu Oyama y asume la representación del Kyokushinkai en Argentina. Esto duraría poco tiempo. En 1980 Oyama entrega otra “representación exclusiva” a un alumno de Benitez (de apellido Arturo). Sensei Roberto decepcionado, decide olvidarse rápidamente de la federación japonesa y seguir adelante. Pero muere al poco tiempo. Con la muerte de Benitez sensei en 1982, Rodríguez piensa en recuperar el camino y volver a buscar la representación de la Kiokushinkai.

En 1985 Juan Carlos Rodríguez sensei viaja a Japón junto a Enzo Ramírez, karate-ka chileno de Goju Ryu, a un seminario que dictaría Mas Oyama . Estando allí solicitaría personalmente continuar la línea del fundador del Kyokushinkai.

En su recorrido por los dojos de Okinawa conoce a Morio Higaonna sensei, (alumno de del Gran Maestro Miyazato Ei`Ichi). En ese entonces sensei Higaonna había sido desplazado del JUNDOKAN, Dojo histórico donde se formaron gigantes de la talla de Teruo Chinen, Iha Koshin, Shinzo Chinen y otros, y estaba organizado la I.O.G.K.F.

Rodríguez queda cautivado por la maestría de Higaonna y la plasticidad del Goju Ryu y sin pensarlo dos veces decide empezar de cero, dejando de lado prácticamente toda la técnica aprendida de su ya fallecido maestro marplatense y es así que comienza con la dura tarea de adaptar su cuerpo a la biomecánica de las técnicas de esta escuela de Naha, más altas y de carácter preferiblemente evasivas comparadas con las del Shito Ryu de Benitez sensei.

Al volver al país, su decisión de traer el Goju Ryu, no es bien vista por algunos de sus danes que se alejan y abandonan la práctica del Karate.

En cierto sentido esto fue un “empezar de cero” que Rodríguez aceptó con valor. Sus férreas convicciones y su renovado amor por el Karate Do Goju Ryu, conjuntamente con su denodado trabajo y habilidades pedagógicas innatas, hicieron crecer la escuela en modo exponencial, y así la AAGK en pocos años alcanzó su máximo esplendor con más de 50 cinturones negros en todo el país.

En 1986 se realiza en Francia el primer Chief Instructor Gasshuku de I.O.G.K.F, al cual Rodriguez es invitado y en el que participa como único representante de la Argentina.

Esta línea no es ni más ni menos que la misma que enseñara uno de los mejores exponentes del Karate Do okinawense: Hanshi Miyazato Ei`Ichi, alumno directo de Miyagi Chojun, fundador del Dojo  JUNDOKAN en la localidad de Asato y maestro de varios referentes técnicos en Okinawa y el mundo (Miyagi An´Ichi, Aragaki Suichi, Iha Koshin, Yoshio Hichiya, Teruo Chinen, Yasuda Tetsunosuke, Mike Mancuso, Chuck Merriman, etc.).

Una vez puesta en funcionamiento la IOGKF, el señor Morio Higaonna,  poco a poco se aparta del tradicional Goju Ryu Jundokan , haciendo a un lado a quien fuera su maestro verdadero, Miyazato Ei´Ichi, y convoca a Miyagi An`Ichi y Aragaki Suichi a modo de inventarse un linaje que lo diferencie.

Debemos hacer notar que, tanto An´Ichi como Aragaki Suichi, fueron los últimos alumnos que Chojun Miyagi aceptó en el dojo de Tsuboya, pero entrenaron junto a él poco menos de cuatro años, entre 1949 y 1953. Luego de la partida del fndador del Goju Ryu, pasaron a entrenar bajo la atenta mirada de Miyazato Ei´Ichi, a cargo de las clases en la casa de Miyagi y luego en el famoso “JUNDOKAN”. Ambos jóvenes, fueron alumnos de Miyazato por más de 20 años, nunca dieron clases excepto en el mismísimo Jundokan Dojo, en dónde ni siquiera fueron sempai de Osensei Miyazato pues había alumnos más antiguos que cumplían este rol.

Cuando Morio Higaonna se deshace de Osensei Miyazato, utiliza la figura de los dos últimos alumnos de Miyagi Chojun, a modo de base histórica; y sobre ésta, inventa un linaje confuso para sí mismo y para la organización internacional que funda. Así pues, al quedarse sin el apoyo de uno de los hombres más importantes de Okinawa, extraordinario Karate-ka, Judo-ka y Jefe en la Policía de Naha, como sin el respaldo de muchos de sus compañeros de dojo, Higaonna opta por inventarse una genealogía y comienza a repartir representaciones internacionales.

Sin conocer todo este “culebrón” y a la vista de lo evidente, Sensei Rodriguez queda maravillado por la destreza técnica incuestionable de Higaonna.

Pronto aprende y se adapta a la técnica IOGKF y así la trasmite a sus alumnos. Para esto realizó innumerables viajes de capacitación y perfeccionamiento a todos los Gasshuku que el señor Higaonna daba alrededor del mundo. Rodriguez sensei era un pedagogo excepcional sus capacidades y destrezas eran innatas. Fueron buenos años de práctica y aprendizaje.

En 1998 Rodriguez sensei echa por intento de traición a su alumno más antiguo. Esto le produce un enorme dolor, pero no duda. Sensei jamás se permitía dudar.

En 1999, Rodríguez sensei, al ver que I.O.G.K.F no demuestra determinación tajante frente a los traidores, se separa de la institución internacional, no sin un dejo de tristeza (curiosamente, la historia de las “dobles representaciones” se repetía y lamentablemente ahora, del círculo más cercano de nuestro amado Sensei). La escuela se fragmenta entre quienes no comprendieron la justa decisión del maestro, su perfecto cuestionamiento ético político y quienes sin titubear, lo acompañaríamos fieles hasta el final de sus días. Hubo un tercer grupo, quizás los más tibios, que prefirieron por sobre el traidor, al referente japones al que rara vez verían. Sensei Juan Carlos jamás estuvo enojado con ellos, tal vez levemente dolido, lo cual es natural, pero no enojado.

A finales de 1999 Rodriguez Sensei le pide a su alumno Pablo Eduardo Scurzi que diseñe un nuevo “kenko” para la escuela. Unos meses más tarde le alcanzan los esquemas de lo que sería el emblema de la A.A.G.K. Para el Dentoteki Gasshuku de Abril del 2000 todos los practicantes de la asociación habían cambiado el viejo kenko de la I.O.G.K.F. por el nuevo donde se representaba: el origen con las grullas enfrentadas, la energía pujante de nuestra escuela a través de los círculos externo e interno, la región del Sur con la constelación de la Crux y el camino, el kanji DO, sendero que marca el maestro con su impecable ejemplo.

Fueron tiempos de cambios y reacomodamientos, y se vivierón con dignidad y firmeza. No obstante ésta no sería la última gran pena.

A comienzos de Diciembre de 2005, el sempai que había quedado luego del quiebre institucional de 1999, (un joven que se había criado junto al Maestro de Mar del Plata y en quien había puesto todas sus esperanzas), reúne en su casa de La Plata a cuatro Dan avanzados, y les propone… “desplazar” al Sensei Juan Carlos y quedarse él, como único representante de la escuela. Una nueva intentona de traición se avecinaba….

Dos de los convocados a esa fatídica reunión, no lograban salir del asombro mientras continuaban oyendo un largo y sinsentido monólogo que intentaba justificar la barbarie. La triste historia de Magdalena `98 se repetía. Asistíamos a un nuevo quiebre institucional producto de la avaricia de poder de quienes, evidentemente, no habían comprendido NADA.

De más está decir que al caer en la cuenta del porqué de la oscura convocatoria, los más distantes a este círculo de alienados, se levantaron y se fueron con una tristeza tan grande, que no hablaron en días. Diciembre de 2005 fue un mes gris en la AAGK.

Cuando Sensei Rodriguez se enteró, quiso cortar de raíz el mal, pero luego de algunas reuniones generales con los instructores más antiguos, aceptó dejar que el traidor se alejara solo.

Esto no llegó a ocurrir. Este nuevo golpe por la espalda, demostró ser demasiado para el corazón del gran Maestro.

El 2 de Febrero de 2006 a las 4:00 AM ingresa a la guardia del Hospital San Roque de M. B. Gonnet con un severo infarto aórtico. Condujo él mismo hasta allí solo acompañado de su hijo, entonces menor de edad. Muere horas más tarde en la mesa de operaciones del San Juan de Dios.

Pese a todo lo ocurrido, Sensei jamás permitió que se generen odios o revanchas entre su gente. Pero jamás le escapó a la verdad de los hechos: -“Las cosas son como son, por que sino serían diferentes”, solía decir y agregar: -“…la verdad es la fantasía de la realidad, pero sobre ella andamos”.

Sin temor a la verdad vivió y prefirió enfrentarla a rendirse. Pero su corazón no pudo con las traiciones de dos de sus más queridos practicantes.

Sensei Rodríguez habitará por siempre en el corazón de sus Dan y aquellos que lo recuerdan a diario como el Maestro, el representante técnico y emocional de una técnica plástica pero enérgica, tradicionalista pero práctica, continua y marcada, que no se conformó solo con dejarnos un conjunto de aprendizajes motores, sino que nos formó como individuos, en el amplio sentido de la palabra.

Fue innegable, la herencia de Benitez sensei en lo referente a la verticalidad y amplitud de criterio de su organización, como también es incuestionable la profunda marca que dejó Morio Higaonna en su Karate y en la estructura didáctica de sus clases. A todo esto, él agrego su marca de excelencia: su admirable capacidad pedagógica y su ejemplo personal cotidiano.

Para quienes convivimos con él, y lo acompañamos a lo largo del camino, solo se ausentó unos días, solo nos está probando a ver si entendimos su mensaje y somos capaces de crecer y hacer crecer a nuestros alumnos, junto a esta fantástica herramienta que nos cedió impecable, perfecta, eterna: el KARATE DO.