El Gran Error Metabólico:

Por Qué Dejar de Comer FRENA Tu Capacidad de Quemar Grasa

Lic. Pablo Eduardo Scurzi

Existe una creencia masiva y peligrosa: pensar que dejar de comer es la forma más rápida y efectiva de perder grasa. Analicemos por qué esta idea es un error conceptual profundo y contraproducente.

La verdad es contraintuitiva. El ayuno sí acelera inicialmente la movilización de grasa, pero el problema no es movilizarla, sino lo que sucede después en un contexto de restricción calórica extrema y prolongada. El cuerpo no es matemática simple; es un sistema de supervivencia complejo.

Existen tres fases críticas.

Fase 1: El Ayuno Corto
(o La Aceleración Engañosa)

Cuando inicias un ayuno, ocurre lo siguiente en un plazo de 12 a 24 horas:

a. Agotamiento de la Glucosa: Tu cuerpo consume la glucosa en sangre y el glucógeno hepático (tu reserva de energía rápida).
b. Cambio Hormonal: Desciende la INSULINA (la hormona de “almacenamiento”) y se elevan el glucagón, el cortisol y la adrenalina (las hormonas de “movilización”). Esta es la señal directa para que los adipocitos liberen ácidos grasos al torrente sanguíneo. Este proceso se llama LIPÓLISIS.
c. Combustible Directo: Esos ácidos grasos son utilizados como energía por tejidos como el músculo esquelético y el corazón.

Hasta este punto, la lógica parece funcionar: La lipólisis se ACELERA. Pero aquí es donde aparece el primer problema estructural.

Fase 2: El Cuello de Botella Metabólico

El error está en creer que movilizar grasa es sinónimo de quemarla eficientemente. El cerebro, nuestro órgano más demandante, no puede usar ácidos grasos directamente. Necesita glucosa o cuerpos cetónicos.
Entonces, el cuerpo se ve forzado a fabricar glucosa. ¿Cómo? Mediante la GLUCONEOGÉNESIS, utilizando: Glicerol y Aminoácidos.

El Glicerol es un subproducto de la lipólisis, (lo cual es positivo) pero los Aminoácidos se obtienen de la descomposición del TEJIDO MUSCULAR (proteólisis).

Aquí está la primera gran falla del sistema. El cuerpo empieza a “canibalizar” la masa muscular para alimentar al cerebro. El cuerpo se come a si mismo.

Fase 3: La Ralentización Metabólica
(o La Adaptación de Supervivencia)

Si el estado de ayuno o restricción severa se prolonga (días o semanas), el cuerpo activa sus protocolos de emergencia. Entra en un estado de “alerta máxima” por inanición:

  1. Disminución Drástica de la Tasa Metabólica Basal (TMB): el cuerpo se vuelve ultra-eficiente. Gasta menos energía en funciones básicas: temperatura corporal, latido cardíaco, etc. Quemas MENOS calorías en reposo.
  2. Caída de la Hormona Tiroidea T3: La hormona maestra que regula la velocidad de tu metabolismo reduce su actividad y todo se ralentiza.
  3. Desplome de la Leptina: Esta hormona, producida por la grasa, le dice al cerebro “tenemos reservas, podemos gastar”. Al caer, el cerebro recibe la señal de “hambruna” y ordena ahorrar energía a toda costa.
  4. Reducción de la Termogénesis como mecanismo de ahorro: La producción de calor corporal disminuye. Te sientes más frío y aletargado.

La Ilusión de la Lipólisis Acelerada

En resumen, la percepción de que “dejar de comer acelera la quema de grasas” es una peligrosa verdad a medias. La realidad es más sofisticada:

· Durante la LIPÓLISIS: La movilización de grasa aumenta inicialmente.
· PERO HAY UN COSTO OCULTO: Se sacrifica MASA MUSCULAR para mantener la glucemia.
· Con menos masa muscular se produce UNA ADAPTACIÓN GLOBAL: El metabolismo en su conjunto se frena de forma dramática.

El Automóvil y el Motor

Imagina tu cuerpo como un automóvil. Al dejar de comer (ayuno prolongado), no solo usas el combustible del tanque de reserva (la grasa), sino que: desmontas piezas esenciales del motor (el músculo) y reduces las revoluciones del motor (tu metabolismo) al mínimo, para que el combustible dure lo máximo posible.

El resultado final es que, aunque estés quemando algo de grasa, tu motor (cuerpo) funciona tan lento que no llegas a ninguna parte y el gasto total de energía es ínfimo. En definitiva, el proceso de pérdida de grasa, se hace tremendamente ineficiente, dañino e insostenible.

Recomendación Estratégica

La solución no es la abstinencia, sino la estrategia inteligente. Para una pérdida de grasa sostenible y saludable, el camino es:

  1. Déficit Calórico Moderado: Comer ligeramente por debajo de tu gasto energético. Nunca dejar de comer.
  2. Entrenamiento de Fuerza: Es la señal biológica más potente para preservar e incluso construir masa muscular. Le dices a tu cuerpo “necesito este músculo”.
  3. Alta Ingesta de Proteína: Asegura los aminoácidos necesarios para que el cuerpo no tenga que recurrir al músculo como combustible.

Este enfoque mantiene tu metabolismo ALTO, protege tu masa muscular y asegura que la energía que utilices provenga predominantemente de la grasa almacenada. Es la diferencia entre un resultado duradero y un fracaso metabólico.

Autor
Licenciado Pablo Eduardo Scurzi

Profesor y Licenciado en Educación Física, Técnico Universitario en Deportes de Combate, Kinemiatra

Universidad Nacional de Lomas de Zamora

Universidad Abierta Interamericana

Universidad Nacional de La Plata