En noviembre de 2013 conocí a Gsodam Sensei durante el 60° Aniversario del Jundokan en Naha.
Un hombre alto, de rostro adusto y angular. Su voz firme y decidida demostraba la seguridad del experto. Y así lo era. Gsodam Sensei es un respetado instructor de alto grado de Jundokan, Sibucho en Austria, una de las escuelas más grandes de Europa.
Ese mismo año, en una hermosa ceremonia, durante el “sayonara party”, junto a otros Grandes Maestros del Dojo de Asato, Gsodam Frederich fue honrado con el 9° Dan de Goju Ryu Karate.
Ese hombre serio, prolijo y de caballerosidad austríaca, había alcanzado uno de los mayores reconocimientos de sus pares, el sueño de todo karate-ka, la cima, y yo había estado entrenando a su lado, compartiendo el piso del So Honbu Dojo, casi sin tomar conciencia de la gran persona detrás del personaje.
En 2019 fui invitado al European Gasshuku en Hollabrum, Austria. No me lo podía perder. Austria es hermosa. Viena, la cuna de la música clásica, Mozart, Shubert, Haydn, Strauss entre otros genios. Y el karate… la pasión que compartiríamos durante tres maravillosos días.
Hollabrunn es un pequeño pueblo de no más de 12000 habitantes, a cincuenta kilómetros de Viena, en plena campiña austríaca. Productores de un exquisito vino blanco que, pequeñas fincas familiares, maceran con técnicas tradicionales remontables a la época de las guerras napoleónicas, que por otro lado, algunas de sus batallas tuvieron lugar muy cerca de este pueblo. (https://en.wikipedia.org/wiki/Battle_of_Hollabrunn_(1809)).
Nos alojamos en un hotel inmenso, en principio sobredimensionado para un pueblo como Hollabrunn. Pero, estábamos en Austria… allí nada está fuera de lugar, y enseguida entendimos por qué. El hotel, durante la temporada de estudio, alberga a cientos de estudiantes de la escuela técnica que está a su alrededor. Allí se forman futuros ingenieros y físicos y químicos y allí, en esas aulas, Gsodam Sensei había sido docente hasta su retiro.
Pero Sensei Friedrich no solo fue profesor de física, su curriculum académico es sorprendente. Músico, Doctor en Física, Ingeniero, piloto de avión… y 9° Dan de Karate Do Jundokan.
Chapeaux Sensei! O en este caso debiéramos decir: Hüte Hanshi Gsodam!
El Gasshuku de Austria fue increíble. Milimétricamente perfecto. Allí conocí a un hombre más distendido, cordial, muy buen anfitrión, que no dejó nada al azar durante las tres jornadas que duró el Seminario.
El estereotipo de personas frías y distantes que uno había creado sobre este pueblo del corazón de Europa, se derrumbó por completo en esos tres inolvidables días.
Sí son milimétricos, sí son precisos, pero nada tienen de fríos o distantes, es gente amable, correcta, educada y que tienden la mano orgullosos de su historia. En particular Hanshi Gsodam es un gran orador y en su estilo deja ver su formación militar; su más mínima frase (y sus frases no suelen ser “mínimas”) parecen siempre una arenga prusiana.
Para que negarlo, quedé enamorado de esas tierras y su gente.
Lamentablemente no tuve tiempo como para sentarme a charlar frente a frente con Hanshi Gsodam, pero él fue sumamente amable para responder algunas de las preguntas que hubiera querido hacerle en aquel momento.
Por suerte, con la inestimable ayuda de mi amigo Rudi Zampa Sensei, Hanshi Gsodam aceptó charlar conmigo a pesar de las realidades que aquejan al mundo en estos días.
Hanshi Gsodam nacío en 1944 en Fohnsdorf, una ciudad minera de carbón en Estiria, Austria. Estiria es uno de los 9 países federales de Austria.
Durante los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, Fohnsdorf creció hasta convertirse en el pueblo más grande de Austria con unos 12000 habitantes.
La mina de carbon, recuerda Sensei, tenía unos “1200 m de profundidad y era muy grande debajo de la superficie”.
Sus padres vivieron en Fohnsdorf. Su padre era herrero en la gran empresa minera. Su madre era tejedora, por lo que su infancia fue bastante cómoda dentro de las circunstancias de la época.
Entre los 6 y 14 años, asistió a la escuela básica. Este fue el inicio de una extensa carrera académica, de la cual el Dr. Gsodam está, y con razón, orgulloso.
-“Como a mi padre le gustaba la música y tocaba la cítara, tuve la oportunidad de aprender a tocar dos instrumentos, el acordeón y el clarinete”- recuerda con nostalgia.
A la edad de 11 años comenzó a entrenar Judo y alcanzó el cinturón marrón.
_”En 1958, a la edad de 14 años, inicié mi formación siguiendo los pasos de mi padre.”-
-“Durante este tiempo, hasta 1961, toqué el clarinete en la banda de música de la empresa minera de carbón. Fue una gran experiencia.”-
Después de haber completado su educación técnica, cumplidos ya sus 17 años, tuvo la posibilidad de estudiar en la Escuela de Ingeniería Mecánica en Graz, la capital de Estiria. En 1966 alcanzó el título de Técnico en Física. Pero siguió estudiando.
-“En 1966 comencé mis estudios en la Universidad Técnica también en Graz. En el primer semestre de 1966, la Universidad ofreció una educación adicional de Karate y yo asistí a esas clases durante 5 años. El estilo era Shotokan, y el entrenador era el increíblemente famoso Peter Land.”-
En aquellas épocas: –“Mis padres fueron una gran ayuda”– cuenta, un verdadero incentivo para lograr su meta, a 90 km de distancia de casa.
-“Terminé mis estudios en 1971 y me gradué como Ingeniero. No conforme con eso, comencé la siguiente etapa en mi educación y así, con mucho esfuerzo, obtuve mi doctorado en Física Técnica. Me tomó 3 años y dentro de ese período tuve que aprobar mi educación militar por un año. Me fascinaban las actividades militares y las posibilidades profesionales dentro del propio Ministerio de Defensa. Con todo, supere este desafío con éxito y en 1974 completé mis estudios con el doctorado.
Después de dos años trabajando en una gran empresa en Graz, me mudé a Viena. En el Ministerio de Defensa, me formé como piloto de avión y obtuve la licencia durante 30 años. En 2008 me retiré con el rango de General de Brigada.”
¿Sensei, y su formación como karate-ka?
-“Mi formación en Karate la continué en el club paramilitar de Karate del Ministerio de Defensa. A partir de 1976, cambié de estilo, de Shotokan a Goju Ryu con Takeji Ogawa Sensei hasta 1991.
¿Cómo conoció a Miyazato Ei’Ichi, quien lo presentó?
-“En 1990, en un Gasshuku en Los Ángeles, USA, recibimos la recomendación de Morio Higaonna de visitar Okinawa para aumentar nuestro conocimiento sobre la historia del Karate,conocer los dojos y la interesante isla.
En el 1991 viajamos por primera vez a Naha y allí conocimos a Uehara Ko Sensei y entrenamos con él durante 3 semanas.
Fue una gran experiencia, tanto con respecto al entrenamiento como a conocer la ciudad de Naha y el país mismo.”-
-“Volvimos a Naha al año siguiente y comenzamos nuestro entrenamiento en el Jundokan SoHonbu con Ei’Ichi Miyazato Sensei. A su lado estaba Tetsunosuke Yasuda Sensei. Ambos senseis compartieron conmigo la forma de vida okinawense, sus conocimientos en Karate, la historia y el entrenamiento. Esta fue una de las mejores experiencias de mi vida en Karate.”-
-“En restrospectiva, la capacidad docente de Ogawa Sensei, con quien estudié en Viena, y su entrenamiento de alta calidad, me permitió adaptarme a Jundokan, sin mayores dificultades.”-
¿Quiénes fueron los pioneros del Karate en Austria? ¿Conoció personalmente a alguno de ellos?
-“En 1966, Sensei Peter Land de la Universidad de Graz fue uno de los primeros entrenadores en presentar el Karate y entrenarlo sistemáticamente. Fui uno de sus primeros estudiantes.
En 1970 se estableció la Federación Austriaca de Karate bajo el liderazgo de Karl Neveceral. A partir de 1976 trabajé muy de cerca con el Sr. Neveceral.”-
¿El entrenamiento de Karate fue diferente en tus días de estudiante?
-“En general, no hay diferencias con los entrenamientos de hoy en día.
Recuerdo que las clases se realizaban en formación, alineados, y todos los participantes realizabamos las mismas técnicas. El contenido era como hoy, una entrada en calor, Kihon, Kata y Bunkai.
Los entrenamientos hoy son un poco más específicos y se adaptan a las necesidades de los estudiantes, son realizados por entrenadores de Karate con educación especial para cumplir con los criterios de calidad que se exige, así como su eficiencia. La mayoría de los instructores tienen un alto nivel de formación y están aprobados por el gobierno austríaco para garantizar la calidad necesaria de la formación.
Por lo general, los grupos realizan juntos la entrada en calor, así como el Kihon y algunas partes del entrenamiento de Kata. Luego se hace una división en grupos más pequeños para considerar los diferentes objetivos de la formación de los estudiantes, por ejemplo, la preparación para un examen de Kyu o Dan, para la participación en un campeonato, para una presentación frente a un gran grupo de visitantes, etc.
Debido a que las regulaciones de la Federación Austriaca de Karate son muy estrictas, tenemos que cumplirlas de esa manera.”-
-“En Austria existen protocolos especificos para quienes pretenden dirigir entrenamientos de Karate y abrir un dojo. En general, tenemos 3 pasos de calificaciones para que los entrenadores de Karate obtengan una licencia gubernamental. Esto toma algunos años y varios exámenes.”-
¿Cómo imagina el KARATE dentro de 100 años? ¿Podemos mantener las tradiciones y al mismo tiempo tener la libertad de ser creativos?
-“He practicado Karate desde 1966, es decir, desde hace 54 años; no he visto grandes cambios. Lo que creo es que el Karate deportivo y el Traditional, aumentarán sus contenidos específicos y tal vez el Kobudo se integre de una manera más efectiva. Si mantenemos el buen contacto con nuestros maestros de Okinawa, la tradición del Karate existirá en el futuro.”-
La historia de vida de Hanshi Gsodam es un ejemplo que no debemos pasar por alto, un Guerrero que no se capacita es solo una hoja de árbol cayendo al atardecer.
El estudio y la capacitación deben ser permanente en nosotros. Y no me refiero solo a Karate; Arte, Música, Literatura, Ciencias… todo saber importa.
Latinoamérica, y en particular nuestro país, debe comprender que la educación y el mérito son la única solución a la crisis recurrente de la que no nos permiten salir los devastadores populismos.
Me siento sumamente honrado de que Hanshi Friedrich Gsodam haya aceptado conversar con nosotros.
La calidad de persona de nuestros Grandes Maestros, nuestros “hermanos mayores” del Jundokan, hacen de esta escuela un verdadero Tesoro.
Conocer a estos hombres me alienta a seguir este camino plagado de escollos pero tan noble y valioso como podemos hacerlo aquellos que creemos en la educación, el mérito y la razón.
Quizás algún día logremos estar a la altura de estos Grandes Hombres que admiro.