por el Licenciado Pablo Eduardo Scurzi
En los años ´90 una banda de dudoso rock español cantaba sobre los efectos diuréticos de haberse excedido con las cervezas.
Más allá de la pobre performance artística de estos jóvenes, el efecto es real, y si bien no vas a inundar el “ayuntamiento” el alcohol si actúa como diurético, principalmente porque inhibe la liberación de la hormona ADH, también llamada vasopresina o antidiurética. Esa es la clave de todo el mecanismo.
Veamos desde la fisiología humana, cual es la función normal de la ADH.
La ADH
La ADH se libera desde la hipófisis posterior y su función es hacer que los riñones reabsorban agua, evitando que la elimines sin control. En otras palabras: retiene agua y concentra la orina.
La ingesta de alcohol bloquea la secreción de ADH en la hipófisis. Sin ADH los riñones no reabsorben agua y ese exceso pasa directamente a la vejiga como mucha más orina o diuresis.
Imagen: (Menos ADH = menos señal para retener agua, Riñones dejan pasar más agua hacia la orina, La orina se vuelve abundante y muy diluida). Resultado: orinas más y te deshidratás más rápido.
¿Cuánto aumenta la diuresis?
Se estima que por cada 1 g de alcohol, se pierden unos 10 mL de agua extra. Esto es una aproximación, pero sirve para entender que:
- Cada cerveza elimina más líquido del que aporta
- Alcohol fuerte aún más marcado el efecto
Otros factores que potencian el efecto
Además de la inhibición de ADH, el alcohol pueden contribuir a:
- Vasodilatación periférica → aumenta flujo renal → más filtrado
- Aumento de la osmolaridad inicial del plasma por el alcohol
Pero el 95% del efecto es hormonal: bloqueo de ADH.
¿Es por eso que da resaca?
En parte, sí. La diuresis excesiva produce:
- Deshidratación
- Perdida de electrolitos
- Dolor de cabeza (vasodilatación + menos volumen intravascular)
- Sensación de “boca seca”.
La secuencia comienza con la desinhibición y después el mareo pues refleja cómo el alcohol va “apagando” distintas partes del sistema nervioso en orden, según su sensibilidad.
El alcohol es un depresor del sistema nervioso central (SNC) pero no “apaga todo” al mismo tiempo, lo va apagando de afuera hacia dentro. Como dijimos, las regiones del cerebro se afectan según su sensibilidad y según la concentración de alcohol en sangre.
- Primero se alteran las áreas que controlan el juicio, la inhibición y el autocontrol
- Después se comprometen las áreas motoras, el equilibrio y la coordinación
Es decir: desinhibición, luego mareo y ataxia.
El alcohol, a concentraciones bajas (0.02–0.05 g/dL), reduce la actividad de la corteza prefrontal que regula el juicio, el control de impulsos y la regulación emocional. La corteza orbitofrontal responsable de la conducta social adecuada y los lóbulos frontales, autocontrol y planificación. Estas regiones son las más “frágiles” frente al alcohol. Como resultado de esto, las personas intoxicadas con estos niveles comienzan a hablar más, tomar riesgos tontos, risa fácil, pérdida de filtros sociales, y esto ocurre antes de cualquier afectación motora.
Cuando la alcoholemia sigue subiendo (0.06–0.10 g/dL o más), el alcohol deprime el Cerebelo, equilibrio y coordinación fina. El Sistema vestibular (oído interno), sensación espacial y estabilidad, Ganglios basales, control motor y Tronco encefálico, reflejos posturales.
Aquí es cuando aparecen los mareos, inestabilidad, caminar torcido, visión borrosa, dificultad para fijar la mirada. En este punto, la persona ya no “solo está desinhibida”: está neurológicamente deteriorada.
¿Por qué el alcohol sigue ese orden?
Existen tres razones fisiológicas:
Diferentes umbrales de sensibilidad: las neuronas de la corteza prefrontal son muy sensibles a la inhibición del alcohol (vía GABA y bloqueo de glutamato). El cerebelo necesita una concentración mayor para afectarse.
Flujo sanguíneo regional: El alcohol llega rápido a áreas de alta perfusión cortical.
Organización jerárquica del SNC: El cerebro está organizado “de afuera hacia adentro”, las funciones superiores son más vulnerables, las funciones básicas del equilibrio se deprimen después, las funciones vitales (respiración) aparecen recién con una intoxicación grave.
Resumiendo
- Primero se inhiben los lóbulos frontales, comienza la desinhibición.
- Después se afecta el cerebelo y sistema vestibular, aparece el mareo y mala coordinación.
Ocurre así porque cada región tiene diferente sensibilidad al alcohol y se deprime en orden de complejidad.

El mundo gira… ¿por qué al acostarte el mareo se vuelve mucho peor?
La explicación no es tan simple como parece y necesitaremos comprender la fisiología del sistema vestibular, cerebelo y densidad del alcohol en los fluidos del oído interno.
Dentro del oído interno, el sistema vestibular, están los canales semicirculares llenos de un líquido llamado endolinfa. Al mover la cabeza, la endolinfa se mueve y las células del canal detectan ese movimiento. Esa información va al cerebelo y al tronco encefálico, que interpretan equilibrio y orientación espacial.
Con alcohol, todo este sistema queda “hackeado”. El alcohol pasa MUY rápido a los fluidos del oído interno por su alta solubilidad y cambia la densidad de la endolinfa y de la cúpula. La cúpula es una estructura gelatinosa que se mueve con la endolinfa y absorbe alcohol más rápido que la endolinfa. Esta diferencia de absorción hace que quede menos densa que el líquido que la rodea. Es este gradiente de densidad artificial aquello que confunde al cerebro, quien interpreta esa diferencia como movimiento, aunque estés quieto. Literalmente, un “error” del sensor de equilibrio.
Cuando nos acostamos y sobre todo, cuando cerramos los ojos, ese gradiente de viscosidad, se vuelve más evidente. Mientras estás de pie, tu cerebro recibe señales visuales fuertes: paredes, horizonte, punto fijo y además carga sobre las articulaciones (propiocepción), esto ayuda a compensar el desequilibrio. Con menos referencias visuales y el cambio de la orientación de la cabeza respecto a los canales semicirculares el gradiente de densidad entre cúpula y endolinfa se alinea con la gravedad y la ilusión de giro aumenta brutalmente. Por eso el mareo se dispara al acostarse y sentimos que “todo gira”. Queda expuesto el error vestibular.
Este efecto es más intenso cuando el alcohol está entrando o saliendo de la sangre. Al principio, el alcohol entra más rápido a la cúpula que a la endolinfa y genera el típico vahido o tecnicamente: vertigo de fase de absorción. Más tarde, la cúpula pierde alcohol más rápido que la endolinfa y el mareo vuelve como vertigo de fase de eliminación. En ambas fases hay diferencias de densidad que generan ilusión de movimiento.
Como si esto ya no hubiera sido suficiente, el cerebelo, parcialmente deprimido, pierde precisión para:
- Ajustar postura
- Integrar señales vestibulares
- Comparar movimiento real vs. percepción interna
Lo que para un cerebro sobrio sería una señal “extraña”, con alcohol se convierte en una sensación de giro totalmente incapacitante.
En resumen:
El alcohol cambia la densidad de las estructuras del oído interno.
Al acostarte, esa diferencia se vuelve más evidente pues se eliminan señales visuales (al cerrar los ojos o cambiar el horizonte) y propioceptivas (al cambiar la orientación del cuerpo respecto a la gravedad).
El cerebro interpreta el desbalance como movimiento, aunque estés quieto.
El cerebelo intoxicado no puede corregir el error y en concecuencia el mundo parece girar a nuestro alrededor.
Trucos
Hay algunos trucos que podemos probar en caso de intoxicación con alcohol. Algunos sirven y tienen base fisiológica, otros son creencias basadas en mitología urbana.
Veamos primero los que se sostienen en evidencia clínica:
✔️ Mirar a un punto fijo: Elegí un objeto inmóvil en el rincón de la habitación, un interruptor, el marco de la puerta. Mantener la mirada fija estabiliza la entrada visual y “calla” el vértigo. Es lo primero que recomiendan los neurólogos.
✔️ Acostarte de costado, no boca arriba: Acostarte boca arriba hace que el gradiente de densidad en los canales semicirculares se alinee de la peor forma posible lo cual aumenta la sensación de giro. Una posición más estable, como de decúbito lateral (de costado), con la cabeza ligeramente elevada, reduce el mareo. Los paramédicos colocan a los pacientes intoxicados en posición lateral por seguridad: reduce vértigo y el riesgo de vómito aspirado.
✔️ Respiración lenta y profunda: El alcohol puede causar hiperventilación ligera que puede aumentar la sensación de vértigo. Se recomienda entonces seguir un protocolo de ventilación forzada 4-2-6: 4 segundos para inhalar, 2 segundos de apnea, 6 segundos para exhalar. Esto reduce activación simpática y estabiliza la percepción vestibular.
✔️Apoyar una mano o un pie en el suelo: Este truco es famoso y tiene base real y es ideal si estás sentado en el borde de la cama. El contacto firme con el piso genera propiocepción estable, el cerebro advierte que “No estamos girando” y neutraliza parte de la señal vestibular distorsionada.
Estas cuatro estrategias simples, pueden ayudar a que el vértigo alcohólico disminuya considerablemente en 5–15 minutos.
Luego, algunas cosas que podemos hacer para mejorar el resto del cuadro:
Tomar agua + un poco de sal: No cura el mareo, pero ayuda a contrarrestar la deshidratación, mejorar volumen sanguíneo y reducir taquicardia compensatoria (que empeora el mareo). Solo una pizca de sal, digamos la sal que pueda caber en la uña del dedo meñique para un vaso de agua. Una bebida tipo Gatorade, puede servir. Beber de a sorbos pequeños.
Comer algo simple: Los carbohidratos simples (pan, galletitas, frutas) ayudan a acelerar el vaciamiento gástrico, reducir náuseas y mantener glucemia estable. Aunque no eliminan el vértigo, mejoran el cuadro general.
Frío en la nuca: El frío activa el sistema simpático de manera suave y ayuda a reducir la vasodilatación que genera el alcohol y a disminuir la percepción de mareo.
Qué NO funciona y por qué?
El Café. El café NO “despierta”, de hecho empeora el cuadro aumentando la vasodilatación.
Ducha caliente. Una ducha caliente vasodilata y por lo tanto más hipotensión. Los riesgos de caída aumentan.
Meter la cabeza entre las piernas. Solo aumenta la presión en la cabeza. Esto puede empeorar las náuseas.
Hacer “caminar” al intoxicado. El sistema vestibular está fallando, no parece ser una buena idea aumentar el riesgo de caidas y vómitos.
En definitiva, desde este canal no estamos en contra del consumo de alcohol, estamos a favor del conocimiento de los riesgos que el exceso de este producto (y tantos otros) pueden causar en nuestra salud.
Hablando de eso y considerando las fechas… ¡SALUD!
El Autor

Técnico Universitario en Deportes de Combate (UNLZ)
Profesor Universitario Educación Física (UAI)
Licenciado en Educación Física aplicada (UAI)
Post Grado en Kinemiatría (UNLP)
