El KARATEDO es para todos

por Laura Catalani

Quisiera comenzar estas líneas compartiendo algo que quizás ya intuimos, pero que vale la pena recordar: mover el cuerpo es una de las formas más genuinas y poderosas de cuidar nuestra salud. Y cuando ese movimiento cobra sentido, cuando se transforma en arte y en camino, como ocurre con el Karatedo, los beneficios se multiplican.

El Karatedo no es solo una práctica física; es una experiencia que se adapta a cada persona, sin importar la edad ni la condición física. Es una vía para fortalecer el cuerpo, sí, pero también para nutrir el espíritu. Practicarlo con regularidad refuerza el sistema inmunológico, mejora la respiración al activar profundamente el diafragma y los pulmones, fortalece el corazón y ayuda a prevenir enfermedades cardiovasculares. Todo esto sucede de manera orgánica, al ritmo de cada quien.

En los más jóvenes, el karate estimula el desarrollo psicomotor, mejora la coordinación y el equilibrio, y fortalece cualidades emocionales fundamentales como la confianza, la concentración y el autocontrol. A la vez, es un aliado del cerebro, ayudando a organizar y potenciar funciones cognitivas esenciales.

A veces pensamos que la edad es una barrera, una especie de “ya no es para mí”. Pero el Karatedo nos enseña todo lo contrario: no hay límites cuando se practica con respeto hacia uno mismo. Cada movimiento puede adaptarse, cada esfuerzo puede ser personalizado. Lo importante es comenzar, animarse, y sostener una práctica moderada y constante, que esté alineada con nuestras posibilidades y deseos.

Muchas personas mayores —de 60, 70 o incluso más años— encuentran en el dojo no solo un espacio para moverse, sino también un lugar de encuentro, de pertenencia, de renovación. Lo que ganan no es solo flexibilidad o fuerza, sino también bienestar emocional, autoestima y vitalidad.

En nuestra escuela, organizamos los grupos según edades, habilidades y objetivos personales. Esto crea un ambiente de respeto mutuo, donde cada quien puede aprender y crecer a su ritmo, sin presiones ni comparaciones. Todos tenemos tiempos diferentes, y eso también se honra en la práctica.

Los estudios científicos respaldan lo que quienes practican ya sienten: la actividad física regular mejora la respuesta a la insulina, flexibiliza los vasos sanguíneos, mantiene activa la mente, protege contra la sarcopenia y ayuda a prevenir enfermedades como el Alzheimer, la diabetes y la hipertensión. Todo esto, acompañado de una buena alimentación y un descanso reparador, potencia los beneficios de manera exponencial.

Y lo más hermoso de todo es que no hay que ser un atleta ni tener experiencia previa para comenzar. Hay muchas formas de adaptar la práctica, para que cada quien pueda encontrar su lugar en este arte marcial lleno de historia, sabiduría y humanidad.

El Karatedo no es solo una disciplina física. Es también una forma de relacionarnos con los demás, de cultivar la amistad, la empatía, la humildad y la constancia. Es un camino que nos invita a aceptarnos, a valorarnos y a crecer.

Desde una pequeña isla del sureste de Japón, esta práctica ancestral ha viajado por el mundo con un mensaje claro: el karate es para todos. Y cuando uno se anima a dar ese primer paso, descubre que no solo está entrenando el cuerpo, sino también cultivando una mejor versión de sí mismo.

Sobre la autora

Laura Catalina sensei practica Karate desde el año 2000. Actualmente es 2° Dan de nuestra Asociación y la responsable del Nankurunaisa Dojo que funciona en Calle 65 n°1019 e/ 15 y 16 de la ciudad de La Plata.

Laura Catalani sensei, 2° Dan AKKKA – Jundokan