Redescubriendo el VERDADERO KARATEDO

Ensayo (1° parte)

FRANCISCO JAVIER DELGADO DÍAZ

Introducción

El actual ensayo tiene como meta exponer el proceso de aprendizaje y búsqueda del conocimiento del autor, en relación al Karatedo como camino de auto-superación elegido, su análisis personal de la técnica y por supuesto, la interpretación de la parte filosófica, que es algo intrínseco en las artes marciales. Considérese el presente escrito como algo personal, equivalente a una ventana a la mente del autor.

Redescubrir hace alusión a descubrir algo que ya se conocía, pero por diversos motivos ha sido olvidado y es necesario volver a recordarlo o encontrarlo; este ensayo se abordará por partes, siendo ésta, la primera de tres. 

Historia

Para poder entender mi razonamiento, considero prudente dar a conocer un poco sobre mi país y su historia con el karatedo.

El Salvador es conocido como el  “pulgarcito de las Américas” por el tamaño de su territorio, unos 21,000 km cuadrados. Está ubicado en Centro América y posee una historia reciente de naturaleza conflictiva, por lo que no era un destino atractivo para ninguna persona que exportara su conocimiento pedagógico, aun así, el karatedo llego a El Salvador.

Según los registros oficiales la Federación Salvadoreña de KarateDo fue inscripta como tal en 1980 por Sensei Francisco Miranda Romero, quien desde 1966 impartía clases en su Dojo particular, cabe mencionar que su primer maestro fue Minq  Pai un maestro coreano radicado en Nueva York (de la línea de escuelas de la Yun Mu Kwan), que según las palabras de sensei Miranda le enseñó lo básico y luego, él continuo con su entrenamiento y aprendizaje en el karatedo a su regreso al país.

El karatedo en El Salvador inicia su camino de manera oficial durante la década de los años 80, en ese periodo nuestro arte era practicado por muy pocas personas, ya que mi país estaba inmerso en una guerra civil.

Fue hasta la década de los años 90 cuando, ya sanando en post-guerra, las artes marciales en general comenzaron a popularizarse. Para entonces, el título de karatedo como sistema de entrenamiento marcial comenzó a utilizarse con mucha más frecuencia. Para las décadas siguientes el Karate fue en expansión tomando su lugar entre las artes marciales más practicadas en el país, esto permitió que diversos estilos como Shito Ryu, Shotokan, Wado Ryu y Goju Ryu se abrieran paso en la sociedad salvadoreña.

Mi inicio en el Karatedo Goju Ryu.

Mi primer encuentro con el karatedo fue en el año 2002 a mis 11 años, gracias a mi hermano mayor que  ya tenía un tiempo practicando karatedo,  junto a Sensei Alfredo Rivas, quien en ese momento pertenecía a la organización Nippon Dojo Goju-Ryu Karatedo, dirigida por Sensei Manuel Duran (a quien la federación salvadoreña de karatedo acredita la introducción del karatedo del estilo Goju Ryu en El Salvador).

En ese tiempo yo era un niño salvaje que venía de una familia disfuncional con un padre ausente y una madre en el extranjero, el karatedo para mí fue algo increíble, me cautivo desde el primer día. El ritual ceremonioso del inicio de clase con un ritsu-rei y za-rei, el clima de reverencia y respeto mutuo que se exigía dentro del dojo,  ese misticismo que inundaba la figura del Sensei como un gurú desde el punto de vista filosófico; tómese en consideración que la filosofía del karatedo de ese momento estaba tapizada con la figura romántica del samurái, el bushido y todo lo  relacionado con la cultura del Japón continental.

Ahora con un poco más de comprensión de la mente humana, entiendo que, durante mucho tiempo esa figura del samurái moderno fue la imagen a seguir que necesitaba en ese momento, un complemento de disciplina en mi vida.

Desde el punto de vista técnico recuerdo que su sistema pedagógico iniciaba con unos katas llamados kobo shodan, kobo nidan, kobo sandan, y recién a partir de 7° kyu, se trabajaban Gekisaidai Ichi con algunas variantes que más tarde identifique como errores técnicos. El karate que yo conocí tenía un enfoque del 95% deportivo y un cinco por ciento que no podría definir, mi tiempo con ese sistema de entrenamiento fue corto un año más o menos, hasta que mi maestro de entonces se separó de la organización Nippon Dojo Goju-Ryu Karatedo, por diferencias filosóficas con su dirigente y yo decidí seguir a mi hermano mayor y a mi maestro de ese momento.

Practiqué por un año más bajo estas tutelas hasta que por situaciones de la vida pause la práctica del karatedo por un tiempo. Pero el karate ya había hecho mella en mí y pasado unos años retomé mis practicas con mi hermano mayor que, para ese momento, ya era un 3° kyu y tenía una escuela a su cargo, un Dojo en la alcaldía municipal de mi ciudad natal.

Identifique pequeñas modificaciones con el sistema de entrenamiento anterior ya no se practicaban las katas kobu y en su lugar se practicaban las Taikyoku Ichi, Ni y San.  No sabía de donde salieron, pero ahí estaban y bueno, eso no se preguntaba.

Practiqué de forma dedicada durante tres años más, mi antiguo maestro había migrado hacia Estados Unidos donde continuo practicando de la mano de Sensei Robert Jun, quien enseñaba karatedo Goju Ryu de la línea OGKK. Durante ese tiempo el Dojo en El Salvador quedo bajo la supervisión de mi hermano mayor Sensei Ilich, pero él también  migró a Estados Unidos y yo quedé a cargo del dojo durante un par de meses, hasta que Sensei Alfredo Rivas retornó del gran país del Norte; una vez más nos enfrentamos a algunos cambios, principalmente en katas y otras estructuras técnicas. Se incorporaron nuevos katas como Tsuki no KataUke no Kata y algunos katas de mayor grado como Sisochin, Sanseiru, Seipai, Tensho; en la parte de kumite se hacía referencia a un kumite de carácter marcial sin embargo seguía predominando el característico salto conocido como “precarga” del shiai kumite.

En el año 2015 se me otorgó el grado de cinturón negro primer dan por la organización Dokodo Karatedo Goju Ryu al cual pertenecía desde su fundación. Por ese tiempo ya tenía bajo mi cargo un pequeño Dojo en mi ciudad natal con un par de años de antigüedad, me gusta creer que esa responsabilidad alimentaba mis deseos por conocer y aprender más sobre el Karatedo.

Por esas fechas buscaba de manera constante mejorar físicamente (nunca he sido alguien con habilidades innatas para el combate, lo poco ganado ha sido a pulso), estudiaba los katas intentando comprender sus movimientos pues los diferentes bunkai no eran parte del programa de estudio. Fue en ese momento de autodidacta que me tope por casualidad con los ejercicios de acondicionamiento físico junbi undo.

Quizás fue pretencioso de mi parte pero por iniciativa propia  comencé la practica con el makiwara, utilizaba un tronco del patio como un ude kitae y una roca para acondicionar las palmas y el dorso de la mano, podría afirmar que fue en ese momento de mi vida que inicie mi búsqueda personal por encontrar lo que yo llamaba el “verdadero karatedo”.

A inicios del año 2020 tomé un camino diferente al de mi antiguo dojo por diferencias de criterio personal en un tema de carácter filosófico con mi antiguo maestro (para mi es necesario mencionar que aún tenemos una relación de amistad con todos los miembros de mi antiguo Dojo incluyendo a mi antiguo maestro),  y comencé la búsqueda del conocimiento de manera más entusiasta valiéndome de libros, ejecuciones de bunkai en vídeos y todo lo que estuviese a mi alcance que me acercara al conocimiento que buscaba, sin embargo me negaba a modificar los katas que creía manejar y menos aprender nuevos katas por vídeos y también me negaba a aprender de un referente técnico que no fuera respaldado por una entidad de prestigio internacional (en mi país ese perfil no existía) durante ese tiempo me dedique a trabajar en mi karate hasta tener la oportunidad de aprender lo que yo seguía llamando el “verdadero karatedo”.     

El verdadero karatedo

¿Podemos definir que es el karatedo? Sin duda alguna encontraremos más de una definición de lo que es Karatedo, desde su significado etimológico hasta su interpretación filosófica, dentro de las diversas definiciones que encontramos podemos identificar constantes, como la afirmación de ser un arte marcial de origen japonés, específicamente okinawense, tener una naturaleza defensiva y por su puesto poseer un conjunto de normas filosóficas orientadas al auto control. Mi búsqueda personal del verdadero karatedo no hace referencia a la parte filosófica si no a su contraparte técnica.

El karatedo desde el punto de vista filosófico

Mi interpretación del karatedo desde el punto de vista filosófico, se fundamenta en su componente etimológico,  su influencia filosófica y mi razonamiento del mismo.

El karatedo desde el punto de vista etimológico significa el camino de la mano vacía (空kara = vacio, 手te = mano, 道do = camino) lo que claramente hace referencia, a recorrer un camino de aprendizaje técnico marcial sin armas, pero a medida que nos sumergimos más en las aguas del aprendizaje y comenzamos a entender los preceptos filosóficos que rodean la práctica del arte marcial, nos damos cuenta de la relación que existe entre nuestro desempeño técnico y una mente sana con un carácter fuerte. Para mi ese momento de epifanía me hizo comprender por qué en las artes marciales se busca mantener un correcto actuar en las diferentes relaciones con nuestra sociedad. cada acto que nosotros realizamos en nuestro ambiente sea este familiar, laboral o personal, tiene una reacción y esta reacción genera una resonancia en nuestras mentes, por lo que es necesario hacernos de un carácter que nos permita entender de forma correcta el mundo que nos rodea, para poder tomar decisiones acertadas que generen una resonancia beneficiosa para nuestra mente, que a su vez  promueva una correcta motivación la cual es reflejada en nuestro estado de ánimo el que, a su vez, influye en nuestro rendimiento físico.

Esto ya nos lo decía la sabiduría de antaño. Como buenos occidentales todos ya habremos oído la frase, “mente sana en cuerpo sano” acuñada desde hace casi 2,000 años, por el poeta romano Décimo Junio Juvenal, cuanta verdad en esa frase!, en cuanto a la filosofía de las artes marciales orientales estas se ven influenciadas por el budismo una tradición con más de 2,500 años de antigüedad, la cual posee un caudal de conocimientos relacionados con la comprensión de la mente humana que no tienen nada que envidiarle a la ciencia moderna de la psicología, basta con analizar los diferentes dojokun dejados por los cuatro grandes maestros del Goju-Ryu (los alumnos directos de Chojun Miyagi Sensei) para darnos cuenta de ello. Sin embargo, para sostener este argumento, haré referencia a estudios concretos de la psicología moderna específicamente a la psicología del deporte, ya que el deporte es una actividad humana en la que se ven involucrados diversos movimientos que tienen objetivos específicos con metas claras, no es de extrañar que estos estudios ya se han realizado en atletas de alto rendimiento de deportes de contacto como luchadores incluso practicantes de karate (con enfoque deportivo); haciendo uso del perfil de Morgan más conocido como perfil de Iceberg y su test de personalidad POMS (Morgan 1980), aplicado a diversos deportistas de élite previo a una competencia importante, con resultados que demuestran que aquellos atletas con estados de ánimo previos a la competición y durante la competición, con valores superiores en la escala de vigor e inferiores en las de tensión, cólera, fatiga y depresión, obtienen los mejores resultados; según este estudio, los atletas  que cumplen con el perfil  Iceberg son los que obtienen los mejores resultados. La psicología del deporte prueba la relación intrínseca entre nuestro estado de ánimo (que tiene su raíz en nuestra mente) y el rendimiento físico.

Concluyo mi interpretación del karatedo desde el punto de vista filosófico, resumiéndolo como un camino de auto superación personal, donde el estudiante busca de manera escalonada rebasar sus límites físicos y técnicos, para ello el practicante se ve en la necesidad de moldear su carácter, su mente y sus hábitos de vida, cambiando con el tiempo su forma de ver el mundo que le rodea, empujándolo cada vez más a buscar la mejor versión de sí mismo, tanto físico como mental algo similar a lo que las religiones llaman la búsqueda de la iluminación personal.

El verdadero Goju-Ryu

Como ya exprese anteriormente en mi país, el karatedo del estilo Goju Ryu al cual nosotros tuvimos acceso, fue en un 95% con enfoque deportivo y con una profunda influencia de las escuelas del Japón continental, con un millar de remiendos técnicos de otros estilos de karate, reflejados en su técnica básica y sus katas, al conocer a las únicas dos organizaciones de este estilo en mi país me permite decirlo con certeza es por ello que sabía que estaba lejos de lo que buscaba y fue el motivo por el que me embarque en una búsqueda personal del conocimiento, que me acercara al karatedo practicado por Chojun Miyagi y los grandes maestros de Okinawa, los diferentes bunkai, el trabajo de kakie, las proyecciones y derribos, las técnicas de control de articulaciones, luxaciones e inmovilizaciones, el secreto de la fuerza tras el hojo undo, etc., ese mar de conocimientos que en mi país no se conocían pero que yo sabía que estaban ahí, en algún lugar, esperando a ser redescubiertos. Quizá eso era algo demasiado ambicioso para un joven maestro salvadoreño, pero se debía de intentar.

En esta búsqueda personal resonaban nombres importantes que formaban una especie de árbol genealógico Kanryo Higaonna Sensei, Miyagi Chojun Sensei, Miyazato Ei’ichi Sensei y su casa… el Jundokan. Ya sea por la suerte o la mano invisible del universo, en mi investigación se me dio la oportunidad de saber de Pablo Eduardo Scurzi Sensei, uno de los representante del Jundokan So Honbu en América del Sur, ¡uno de los herederos de la casa de Miyazato en América!. 

Creo que la suerte es un sinónimo de posibilidades y probabilidades, en ese sentido podría afirmar que tuve la suerte de tener un acercamiento con Sensei Scurzi, gracias al auge de las telecomunicaciones lo que me motivó aún más a investigar un poco sobre su persona, lo encontré en la plataforma de YouTube en el video con título “Conferencia Historia del Goju Ryu”  incluso encontré su nombre en la página oficial del Jundokan de Okinawa, en ese momento ya no había duda, él era un maestro con el respaldo de Okinawa y de la casa de  Miyazato. Ya sea el destino, la suerte o la probabilidad la que me otorgó la oportunidad que había estado esperando, tenía la obligación de no dejarla pasar, y no solo por mí sino también por aquellos que vienen detrás. Estaba decidido, pondría todo mi espíritu en ello.

El 28 de noviembre del año 2022 tome mi primera clase con Scurzi Sensei, en ese momento inicie un proceso de redescubrimiento de mi karatedo, habían muchas cosas que corregir aún más de lo que creí iniciando por la técnica básica (fundamental) el jodan age uke, el yoko uke, mawashi uke, el choku tsuki, etc. Toda corrección tenía su razón de ser; ese día supe que el camino a seguir sería mucho más largo y difícil de lo que había pensado, pero ya no había dudas en mí, éste era el sendero que me llevaría a acercarme a mi objetivo, redescubrir el verdadero karatedo Goju Ryu. Después de ese día le solicite a Sensei Scurzi el favor de aceptarme bajo su tutela como su alumno y desde ese mismo día, él paso a ser mi referente técnico y a quien ahora considero mi maestro y mi guía en el camino de la mano vacía.

Mi primer gasshuku.

El aprendizaje de las artes marciales requieren de la práctica constante de la técnica, bajo la supervisión del ojo atento de un maestro, yo lo sé porque además de ser un formador también soy un estudiante y sé, que hay veces que el ojo es un receptor muy pobre para toda la información que encierra una técnica y muchas veces se necesita sentir el movimiento para lograr comprenderlo, es por ello que para mí, pasó a ser una necesidad imperante el hacer mi primer viaje a Argentina al gasshuku de verano impartido por Sensei Scurzi en el Honbu Dojo de AKKKA.

¡Hice todo lo que estaba en mis manos, para poder conseguir mi vuelo y al final del mes de diciembre ya estaba confirmado! no diré que fue fácil pero mis esfuerzo y sacrificio rindió frutos, en febrero/2023 ya estaba volando hacia Argentina; casi diez horas de vuelo no era nada en comparación al tiempo que pase buscando esta oportunidad. Durante mi viaje estaba tranquilo sabía que iba a un buen lugar pues hace dos meses lo primero que leí de la revista digital de la A.K.K.K.A fue la publicación que hablaba de Yasuda Tetsunosuke Sensei y  esa historia me dio la certeza, de que mi maestro había sido formado por grandes hombres y sé que ese tipo de enseñanzas nunca se olvidan, pues marcan nuestra vida y nos muestran el camino a seguir.

Al aterrizar en Argentina el cansancio ya hacia lo suyo, yo había salido de mi país hacía ya 24 horas, sin embargo la adrenalina de estar ahí me mantenía en pie ansiaba comenzar con mi entrenamiento, la oportunidad de comunicarme con mis compañeros con el lenguaje más efectivo de los practicantes de artes marciales “cruzando los puños”, esto puede sonar trillado pero este lenguaje es universal y si se acompaña de la actitud correcta “la humildad”, es sin duda alguna un método de comunicación infalible; cuando vi a Sensei Maxi sin pensarlo una sonrisa se dibujó en mi rostro, mi pensamiento fue… si todos los alumnos de Scurzi Sensei son así de grandes como  osos grises, serán unos combates muy interesantes, más tarde me di cuenta que sí, los alumnos de Sensei eran grandes pero no solo físicamente si no más importante que eso, eran grandes seres humanos, tuve una buena comunicación con todos mis compañeros, nos entendimos perfectamente en los ejercicios de kumite y eso abrió las puertas para comenzar a relacionarnos más, aprendí mucho de ellos técnicamente hablando y me sorprendió la calidez con la que me recibieron, me hicieron sentir en casa como parte de una gran familia que se reúnen para compartir experiencias, conocimientos y amistad.

Tuve el privilegio de estar bajo el techo del Hombu Dojo de la Asociación, todo el tiempo que duro mi viaje unos quince días  más o menos, durante mi estadía fui tratado como un huésped de honor no podría haber pedido más y no tenía forma de agradecerlo, durante ese tiempo tuve el privilegio de compartir conversaciones con mi maestro, platicas muy enriquecedoras en las que el tiempo pasaba demasiado rápido, cada charla para mí era una fuente de conocimiento no solo técnico sino también de vida de filosofía. Sensei nunca acepto que pagara por estar viviendo en el Honbu Dojo, ni nada por el estilo en una de las conversaciones que tuvimos recuerdo claramente su postura sobre el tema: -Francisco Sensei la forma en que usted me puede pagar lo que yo he hecho por usted, es haciendo lo mismo por otras personas (esas palabras siempre las llevo conmigo y están presentes en mis decisiones). El legado de los maestros de Okinawa estaba inmerso en esa indicación, creo que eso es parte de la esencia del verdadero karatedo, esto es lo que Yasuda Sensei le mostro me dije y ahora él me lo muestra a mí: “La grandeza de un verdadero karateka no está en su técnica sino en su calidad como ser humano, siendo ésta más importante que la anterior”.

Al regresar de mi viaje mi forma de ver el mundo del karatedo no era igual, traje conmigo mucho conocimiento técnico y filosófico, pero sobre todo me traje un gran ejemplo de vida y buenos amigos, que aunque yo sea un mal escritor y no les haga mención los guardo en mis recuerdos con mucha estima.

Ahora me encuentro en un proceso de aprendizaje y adaptación técnica desde el kihon hasta los katas básicos y avanzados, sus diferentes bunkai, etc.

Tratar de asimilar las técnicas de la línea Jundokan, es un proceso lento y trabajoso, pero el camino al final del día ya se vislumbra, ahora solo queda recorrerlo con la pasión de un principiante y la humildad de un maestro, y eso me corresponde a mí y es por mí, pero también por las nuevas generaciones que en mi país, avanzan a mi lado en el camino de la mano vacía.

Domo arigato gosaimashita.

Este ensayo se escribió con la motivación de saldar una deuda pendiente con mi maestro quien días antes de despedirme de su país me instó a escribir para la revista digital de la Asociación Karatedo Kobudo Kenkyukai America Latina (AKKKA).

2 comentarios en “Redescubriendo el VERDADERO KARATEDO

  1. Pablo Scurzi

    Agradecemos sus palabras y lo invitamos a leer otra de nuestras publicaciones y darnos su opinión constructiva sobre los mismos.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *