Arte, Deporte y KIME

Todos, en algún momento de nuestro camino a través del descubrimiento del KARATE DO, daremos con la pregunta:

Es el Karate,  ¿es un deporte o un arte marcial?

Acaso estos aspectos ¿son contradictorios?.

Cuando representamos mentalmente la noción de arte marcial, nos vienen a la memoria conceptos tales como:

  • disciplina
  • respeto
  • jerarquización de los conocimientos y la experiencia
  • perfección en las ejecuciones técnicas
  • búsqueda interior, etc.

Sin embargo, y si bien es cierto que en las llamadas artes marciales estos aspectos están ponderados, no es menos cierto que en todos los deportes, en mayor o menor medida, también están presentes, y esto no los hace artes marciales.

Inclusive aquellos sistemas de pelea modernos, que desesperadamente tratan de asirse de aquellos nobles conceptos, no logran poder encuadrarse dentro de la caracterización de ARTE Marcial (taekwondo, hapkido, sipalki, full contact y otras barbaridades varias), sobre todo en lo que concierne a lo de “arte”..

La confusión se agrava cuando descubrimos los aspectos deportivos del arte y los artísticos del deporte, lo cual nos lleva a pensar ¿cuán distanciado puede estar un concepto del otro cuando tan a menudo limitan?

En principio definamos que entendemos por Deporte.

Primera Impresión

Aquello que parecía ser un desafío sencillo se complicó extremadamente cuando observamos la variedad de actividades a las que las personas definen como DEPORTE. Identifiquemos las partes.

Toda actividad humana implica una ACTIVIDAD FÍSICA. Esta se compone a su vez de cinco factores:

  • Cotidiano
  • Lúdico
  • Intelectual
  • Gimnástico
  • Laboral

Los definiremos a fin de lograr una visión más próxima de la problemática implícita en hallar respuesta a nuestra pregunta inicial. 

A.F.Cotidiana: derivan de actos motores estereotipados. No requieren de concentración específica. Aparece la automatización de movimientos.

A.F.Lúdica: son las actividades donde los objetivos son claros y se presentan en forma concreta. Existe una limitación temporal dentro de la cual se pueden concretar. Implican distracción del entorno cotidiano pero concentración para el logro de las metas propuestas.

A.F.Intelectual: todas aquellas que impliquen descubrimiento o búsqueda de la belleza.

A.F.Gimnástica: son actividades donde el objetivo es mejorar tanto las capacidades físicas como las condicionantes coordinativas.

A.F.Laboral: aquellas actividades donde se busca algún tipo de rédito económico.

Estos factores como a los “colores primarios” (rojo, azul y amarillo), se los puede combinar para definir a todas las actividades humanas como: el juego, el trabajo, el arte, el estudio, el deporte, etc.

Así por ejemplo, podríamos definir las actividades del hogar como Cotidianas, al juego infantil como Lúdicas, al estudio como Intelectual y al Yoga como Gimnástica, para luego encontrarnos con otras que resultan de combinaciones específicas como el trabajo docente, una combinación Cotidiana-Intelectual-Laboral, resolver crucigramas Lúdica-Intelectual, salir de pesca Lúdica-Cotidiana, etc.

Fig.1

Y el DEPORTE ¿dónde entraría en esta clasificación?

Sin lugar a duda el deporte profesional o amateur, mecánico o físico, de riesgo o pasivo, pertenecerá al grupo de Actividades Físicas Lúdicas-Gimnásticas, y según el deporte, se aproximará más a un lado o al otro del espectro. Así por ejemplo, el “Ajedrez” será empíricamente Lúdico, mientras que la Halterofilia eminentemente Gimnástica. En el caso de los deportes profesionales solo habrá que sumarle el factor Laboral.

El karate sin ninguna duda, puede ser entendido como actividad Lúdica-Gimnástica.

Sin embargo, y esto es aquello que lo diferencia de otros deportes, en su conformación aparece un tercer factor o “color”: el Intelectual.

Esta propiedad no nos es exclusiva, la compartimos con la Danza y el Teatro moderno, que también pertenecen al grupo de Actividades Físicas Lúdicas-Gimnásticas-Intelectuales. Es el “color” Intelectual aquello que le da al karate la característica de ARTE.

Así entonces podremos movernos libremente dentro de los infinitos “matices” que definen que tipo de karate practicamos de acuerdo al balance que hagamos de cada uno de estos factores.

Será el aspecto deportivo del karate aquello que lo acerque a lo puramente Lúdico; la simple práctica como forma de lograr ciertos márgenes de salud, aquello que lo muestre prominentemente Gimnástico o la búsqueda de la perfección técnica y la belleza del gesto lo que defina su condición Intelectual o artística.

Podemos ver así como nuestro karate puede moverse desde su condición deportiva a su faz artística sin interferencias ni contradicciones.

Fig.2

Como este carácter Lúdico-Gimnástico-Intelectual se basa en conceptos empíricos, lo abordaremos más adelante desde un enfoque científico.

Marcialidad, lo moderno se hace tradición

Existen pocas artes milenarias. El Karate Do no es una de ellas.

Como sabemos el origen de nuestro arte se remonta a los primeros contactos de los habitantes de las islas Ryukyu con el imperio Chino, durante la dinastía Suei (581-618 de nuestra era).

Sin embargo hubo que esperar varios cientos de años para que estos contactos devinieran en lo que entonces se llamó TOTE. Y si bien creemos que las primeras influencias sistemáticas comenzaron alrededor de 1393 con la importante migración de las “36 familias”, el único dato certero del que se dispone y donde se nombra por primera vez al arte de boxeo sin armas de la isla, es una frase del poeta Nago Oyakata quien en el año 1683 vuelve a Okinawa como agregado cultural chino. Este es el escrito más antiguo descubierto hasta ahora en donde se hace referencia al “arte del TE”.

Por lo tanto, aun considerando que la influencia continental iniciara el proceso de transformación del combate chino al okinawense hacia 1400, una simple cuenta nos muestra que para “milenario” le faltan un par de siglos.

Para ser justos, lo que hoy conocemos como Karate Do remonta sus orígenes a los comienzos del siglo XX, donde el arte de combate sin armas de la isla de Okinawa, produjo una verdadera revolución en la concepción de la actividad física como medio de alcanzar índices de salud y orden público.

Así el Karate-Jitsu llegó a las escuelas primarias y debido a que Japón atravesaba un cambiante clima político esta enseñanza inicial se militariza y aparecen las enormes clases grupales en matriz, de tipo conductista.

Sin embargo los maestros, en sus casas donde funcionaban sus dojos, aún solo enseñaban a pequeños grupos y con metodologías no necesariamente conexionistas, como la asignación de tareas, la enseñanza recíproca, el descubrimiento guiado. Seguramente no conocían los nombres de estos mecanismos de enseñanza pero las empleaban, desde ya dentro de lo que dictaba la idiosincrasia japonesa de la época. Es recién entonces cuando aparece la militarización en la enseñanza del Karate, no antes. No nos olvidemos que Okinawa no tenía ejército propio, había sido invadida por Japón en 1609.

Esta moderna concepción metodológica se mantiene luego de la guerra del Pacífico (1942-1945) cuando los generales estadounidenses asignados a oprimir Okinawa, aprenden los secretos de las artes de combate de la isla y adoptan rasgos de la fuerte cultura oriental. Conquistadores conquistados.

Para la década de 1950, las condiciones sociales de Japón comienzan a despegar y se da lugar a lo que algunos maestros pioneros a comienzo de siglo no pudieron resolver: el desarrollo del aspecto deportivo del Karate.

Por todo esto, aceptamos lo de “arte” y lo validamos. Pero lo de “milenario”…

Sin embargo esto no le quita ningún mérito. De hecho el Karate Do es el arte de combate sin armas más antiguo que hoy se practica masivamente.

Algún desprevenido podría pensar en el Kung Fu, pero ésta es una tradición que fue “resucitada” luego de más de 50 años de prohibiciones y muertes en China durante el poder de Mao y sus influencias.

En Okinawa jamás se perdió esta valiosa continuidad.

KIME y el comienzo de la búsqueda

Las artes marciales devenidas en deportes de combate, han precisado de una serie de adaptaciones sucesivas a fin de delimitar tanto las técnicas como las zonas de ataque permisibles. Los reglamentos debieron enfatizar no solo en la forma sino en el modo espacio-temporal de las ejecuciones.  Y este fue sin duda un logro contemporáneo.

Esta tendencia al aspecto netamente Lúdico del karate no eliminó por completo el aspecto tradicional del DO, pero lo aproximó peligrosamente a un área de difícil retorno, emparentándola con los meros deportes de combate, donde la mística inherente o característica del ARTE solo se sugiere como mecanismo de marketing.

En los últimos tiempos algunos de los maestros del karate, observaron la importancia del factor Gimnástico como medio que conduce a que sus alumnos logren ser más rápidos, fuertes, resistentes y flexibles; pero no en función de alcanzar la pureza gestual o el dominio técnico, sino más bien para lograr mejores resultados deportivos y cierto renombre. Poco a poco descuidaron los principios históricos y filosóficos que permitieron la permanencia de nuestro arte hasta estos días.

Competían solo por grandes trofeos o para demostrar que su karate era mejor al de otros y la nobleza marcial se fue diluyendo en un exitismo elitista para lo cual el KARATE DO no estaba, ni está preparado.

Ahora bien, ¿es lícito pensar en dejar de lado lo deportivo por lo estrictamente artístico?.

Veamos.

En el artículo de la Revista Digital – Buenos Aires – Año 8 – N° 44 – Enero de 2002Contextualización científica del aspecto marcial del karate-do” , Roberto González Haramboure Jefe de cátedra de Karate-do de la Universidad de La Habana, dice:

Las artes marciales tuvieron su origen en el continente asiático en tiempos remotos, y en todos los casos han estado permeadas de un aspecto interno relacionado con diversos indicadores mentales como la visualización, respiración, concentración y energización entre otros, muy comúnmente tergiversados en la actualidad como místicos. Al comparar sobre esta base, al karate-do y el resto de las artes marciales, con los otros deportes, vemos que aquí sí estriba la diferencia erróneamente identificada con anterioridad.

Al respecto hemos podido constatar que la mayoría de los sensei de karate-do insisten en mantener vivo el aspecto marcial del karate-do, pero esto no siempre es posible debido a la dificultad de articularlo en el contexto científico del entrenamiento deportivo moderno, escenario donde se materializa fundamentalmente el karate-do en la actualidad.”

Por otro lado también están quienes se abrazan de la mística característica de las artes marciales, pero solo mientras no interfiera con los resultados deportivos o económicos.

Esto ha generado dos lineamientos contradictorios: por un lado los que caminan hacia la pérdida de identidad del arte, por el otro la “bastardización” del factor Lúdico en boca de quienes se suponen los “guardianes de la mística

Ni una cosa ni la otra.

Ya vimos como el deporte y el arte pueden convivir; como las actividades Gimnásticas colaboran con las Lúdicas sin que sea necesario olvidar el factor Intelectual.

Estos tres “colores” son los que conforman nuestro KARATE-DO, aquel en el que creemos y aquel que practicamos.

Existe un elemento que actúa como claro aglomerador, como amalgama fusionante de estos factores: el KIME.

Citamos nuevamente a Ray Haramboure:

En la última versión del reglamento competitivo emitido por la Federación Mundial de Karate-do, se prevé en varios de sus artículos la utilización de aspectos que lo caracterizan como un arte marcial, debido a su importancia para considerarse competente en cada una de las modalidades competitivas. Uno de los aspectos referidos es el KIME, con el implícitamente incluido KI…”

En lo personal, difícilmente logre comulgar con las tendencias deportivas de la FMK. Sin embargo queda claro que el KIME es uno de los conceptos más antiguos de nuestro arte y sobre el cual aún queda mucho por hacer.

Kime literalmente significa “Energía-Ojo”, es decir donde miro descargo toda la energía.

Si despojamos a este concepto de todo envoltorio oscurantista, le encontraremos fundamentos muy útiles a la hora de entender como entrenarlo y mejorarlo, a fin de no temerle como razón de lesiones en los encuentros deportivos modernos o en las sesiones de trabajo cotidianas.

Entender el KIME, nos permitiría aproximar los extremos, entre nuestro karate deportivo y nuestro KARATE-DO en su visión artística, esto, por otro lado facilitaría el entrenamiento, ya que se eliminarían los actuales conceptos de kime para Shiai, para Kata, para Iri-kumite, etc.

De hecho algunas escuelas ya lo han resuelto y vienen demostrando en sus estadísticas de lesiones deportivas típicas, similares e incluso menores problemas que aquellos métodos donde en pos de salvaguardar la salud del oponente, se privilegia la dicotomía entre velocidad, foco y kime.

¿Cómo contextualizar este concepto tan arraigado en la comunidad del karate dentro del ambiente de los profesionales del entrenamiento?

En principio deberemos individualizar aquello que los maestros llaman KI o “energía interna” como algo tangible, pero vacío de interpretaciones pseudomísticas.

Este concepto de KI, no es ni más ni menos que la sumatoria de las cualidades psíquicas y las cualidades fisiológicas del practicante, puestas en función de un objetivo preciso: manejar su cuerpo o aprender karate.

Veamos un gráfico que puede ayudar a la comprensión de aquellos factores que intervienen en el desarrollo y preparación del KI, como uno de los parámetros fundamentales que demuestran la importancia de entender el actual KARATE-DO como una actividad física Lúdica-Gimnástica-Intelectual.

Fig.3

Factores que conforman el nivel de preparación física y mental de las artes marciales (KI)

(adaptado de: Contextualización científica del aspecto marcial del karate-do”, Roberto González Haramboure, obra citada).

Del desarrollo de las cualidades psíquicas y del entrenamiento de las capacidades físicas se alcanza el nivel de preparación psicofisiológico necesario.

A esta capacidad psicofisiológica es a lo que los maestros llaman KI, o energía interior. Esto, conjuntamente con otras capacidades, hábitos y habilidades, serán los que logren conformar el concepto de KIME.

Entonces, si bien el karate comparte con varios deportes características tales como ser acíclico, abierto, implicar fundamentalmente la utilización de los sistemas energéticos anaeróbicos (ATP-PC y Láctico), presentar constantes cambios de velocidad en la ejecución del gesto y las traslaciones, utilizar distintas intensidades según se trate de KATA o KUMITE, desconocer cual será la relación trabajo-descanso durante la competencia, etc, es único a la hora de hacer del KIME, sea del tipo muchimi o kime propiamente dicho, su búsqueda cotidiana.

Otro gráfico ayudará a entender el proceso.

Factores que conforman el KIME
(adaptado de: Contextualización científica del aspecto marcial del karate-do”, Roberto González Haramboure, obra citada).

Las valoraciones hechas hasta aquí, se pueden asociar a los otros componentes de nuestra actividad Lúdico-Gimnástica-Intelectual, el Hara Tanrem, el Maai, el Kiai, etc., sin embargo esta intensa descarga de energía o KIME, las resume bajo la belleza de un balance único.

Así entonces KARATE DO se nos presenta como el objetivo, el trabajo físico y la búsqueda, aquello que puede ayudarnos a encontrar respuesta sobre donde estamos parados en la historia, en el Arte, en la gama de “colores”, en el camino elegido.

Prof. Lic. Pablo Eduardo Scurzi

Bibliografía

Ray Haramboure,Contextualización científica del aspecto marcial del karate-do”, Revista Digital 2002

Matvéev L P., “Fundamentos del entrenamiento deportivo” Ed. Raduga 1983.

Nicol C. W. “Zen en movimiento”. Ed Diana 1978.

Ozolin N G ., “Sistema contemporáneo de entrenamiento deportivo.” Ed. Progreso1970

Giraldes Mariano, “La gimnasia formativa”. Ed. Stadium 1985.

Shijafré – Fenili, “Mi hijo el Campeón”

Scurzi Pablo, “Desarrollo histórico del Goju Ryu Karate Do”.