KarateDo como vector de Salud

Todos y cada uno de nosotros somos “únicos”.  Un mix de habilidades y capacidades que jamás se volverá a repetir. Cuándo atendemos a esas diferencias, destacan las coincidencias que nos agrupan. Todos somos distintos, todos somos únicos, tan parecidos.

El Karatedo  es un gigantesco condensador, una lupa que nos permite encontrarnos en nuestras coincidencias. Sin embargo, a diferencia de otros deportes, Karatedo requiere de una toma de conciencia temprana sobre aquello en lo que nos transformaremos a lo largo de los años que conlleva la práctica.

El Deporte es una institución tal como lo es la Salud, la Seguridad, la Educación. Una Institución que, reglada adecuadamente, puede transformarse en un asombroso VECTOR de SALUD, de EDUCACIÓN y de SEGURIDAD personal.

Este vector corre por delante de su némesis: la desidia y el abandono de uno mismo, y esto le confiere un valor enorme ya que, ninguna de las otras instituciones, ha logrado ponerse al frente de sus problemáticas diana, al menos no desde el regreso a la Democracia en 1983. Hoy es evidente que la salud corre detrás de la enfermedad, la seguridad detrás del delito, la educación detrás de la ignorancia y la pobreza estructural detrás de los gobiernos populistas.

El Deporte Amateur ha logrado hasta ahora, (y no sin un gigantesco esfuerzo), mantenerse por delante de los malos hábitos posturales, la falta de compromiso, el cansancio y las enfermedades. Pero no debemos relajarnos en este verdadero logro, si no apuntalamos esta noble actividad, y la soledad y el descuido en el que se mueven los profesionales del entrenamiento prospera, se perderá el último bastión pedagógico capaz de apagar incendios sin inundar las casas de al lado.

El desinterés de las autoridades municipales por asegurarse que el Deporte Amateur en la ciudad, esté reglado, supervisado y subvencionado debidamente de modo de garantizar niveles mínimos de excelencia, genera desazón. Salvo unas pocas excepciones, los políticos están más preocupados por salir sonriendo en la selfie con el efímero deportista destacado que por las instituciones que lo han puesto allí.

Y le pregunto al lector, padre o madre, que lleva a sus hijos a la práctica de cualquier actividad deportiva en nuestra ciudad, ¿Usted sabe si el instructor a cargo del entrenamiento de sus hijos, es un profesional de la Educación Física o al menos está supervisado por uno? ¿Entiende el daño que alguien no capacitado en entrenamiento puede hacerle a sus niños? ¿Un logro deportivo documentado, es aval suficiente para ser entrenador o DT o instructor? ¿No debería ser el Estado quien nos asegure niveles básicos de calidad en la oferta deportiva comprometiéndose en la oferta profesional como lo hace con los médicos o los técnicos?

Como padres, tenemos el derecho que nuestros hijos, ya sea en clubes o gimnasios privados, Dojos o lugares de práctica, sean entrenados por profesionales de la Educación Física con títulos universitarios habilitantes o al menos por personal supervisado de cerca por profesores universitarios.

Cuando usted va a un Hospital tiene una certeza razonable que la atenderá alguien que transitó la Facultad de Medicina. Pero… ¿y cuándo entra a un Dojo, o a una clase Patín, de Spinning, o Halterofilia…? ¿Qué seguridad tiene?

El Estado debe involucrarse para brindar niveles base de calidad en toda oferta deportiva amateur. Nuestro vector deportivo debe apuntar hacia de la SALUD y las administraciones locales y provinciales deben procurar que así sea.

Todos y cada uno de nosotros somos ÚNICOS. No somos todos iguales. Tenemos los mismos derechos, pero somos distintos, con historias diferentes, con pasiones diferentes, vivencias diferentes, capacidades diferentes. Y aunque elijamos diferentes actividades deportivas, tenemos el mismo derecho de que el Estado nos asegure niveles mínimos de excelencia profesional en nuestros instructores deportivos, tal y como lo hace con las otras instituciones, Salud, Educación, Seguridad.

Debemos asegurarnos que, la única institución que aún hoy corre por delante de la enfermedad y la desidia, el DEPORTE AMATEUR en cualquiera de sus variantes, sea administrado por profesionales de la Educación Física comprometidos en el desarrollo racional del individuo en base a ciencia.

Todos somos distintos. Todos tenemos los mismos Derechos.

Exijamos a nuestros representantes que se ocupen del Deporte Amateur, lo regulen, lo sostengan y lo difundan.

Para TODOS quienes quieran mantenerse alejados de la enfermedad.